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El Líbano es un país de tránsito y destino para trabajadores migrantes domésticos, de los que un número considerable son víctimas de la trata con fines de explotación laboral. También es un país de destino y tránsito para mujeres extranjeras explotadas en la industria del sexo. Además, existe un problema de trata de niños hacia el Líbano y en el interior del propio país. El Gobierno ha demostrado su voluntad de hacer frente a esta situación y ha invitado a la Relatora Especial a visitar el Líbano; la relatora aprecia que se le haya permitido acceder sin trabas a todas las autoridades e instalaciones que solicitó visitar. A pesar de que se han realizado algunos progresos, en conjunto el Gobierno sigue sin cumplir sus obligaciones internacionales en lo que respecta a la trata de personas. No ha organizado y regulado adecuadamente la migración a gran escala que el Líbano ha experimentado desde el final del conflicto armado. Además, las autoridades encargadas de las cuestiones laborales, del cumplimiento de la ley y de la asistencia social no responden efectivamente a los casos de trata, y la participación del Parlamento en lo que respecta a la promulgación o reforma de leyes para prevenir y combatir la trata de personas no ha sido suficiente. Los esfuerzos realizados para abordar las causas profundas de la trata, por ejemplo la discriminación, la pobreza, los matrimonios precoces y la falta de educación y formación profesional, son insuficientes y deben aumentarse. |
